Mira la PARTE I , la PARTE II y la PARTE III Lo que ocurre es que el mal absoluto está volviendo en formatos y envoltorios de camuflaje que poco tienen que ver con los años 20 y 30 del pasado siglo. Ahora, los espasmos nazis y fascistas son como cuquis, guays, le dan al rock y arrasan en las redes, se enojan si se les llama por su nombre y admiten, a lo sumo, lo de extrema derecha frente a la derechita mariquita y democrática, se erigen en adalides de la “libertad” y de las constituciones en vigor, como coartadas tácticas con las que arropar su odio contra los más pobres y desvalidos -no son productivos-, su servilismo nauseabundo a los grandes poderes económicos y empresariales, que aceptan la Democracia mientras conviene pero sin renunciar a tener engrasado un “plan B”, sus faros de referencia son luminosos exponentes del mal absoluto potencial en activo: Trump, Putin, Netanyahu, Meloni, Orban, Bukele, Maduro, Milei, o Alice Neidel, líder de “alternativa por alemania”, partido na