Dejar la comida a la improvisación no es buena idea, muchas veces, compramos de más y no todo lo saludable que debería. Por eso, es importante pensar sobre:
1. Qué se va a comer.
Intentar establecer un menú saludable (rico en frutas y verduras) y equilibrado (no siempre lo mismo) que al mismo tiempo sea satisfactorio (que nos guste).
Es conveniente optar por el consumo de frutas como las manzanas, mandarinas, naranjas y peras, ya que aguantan en buen estado dos semanas. Evitemos comprar alimentos ultra procesados: si no hay en casa “alimentos prohibidos”, no los comeremos y será más fácil no caer en la tentación. Si nos apetece comprar algo fuera de lo que se considera saludable (unas ricas galletas maría, por ejemplo), podemos comprar ese algo pero, no comprar mil cosas no apropiadas distintas.
Una alternativa es que, en lugar de comprar una pizza elaborada, la hagamos en casa. Hay pizzas que llevan aceite de palma y pueden ser nocivas para la salud. En cuanto a las conservas, para muchos, van a ser nuestra salvación pero, no pensemos, exclusivamente, en latas de atún. Podemos comprar todo tipo de conservas: de vegetales, legumbres,… Incluso hay conservas que incluyen varios ingredientes (garbanzos con espinacas) y otras que nos pueden servir como plato único.
2. A qué hora.
3. Con quién.
Elisabet Aguiló
Psicóloga
Coach Especialista en Nutrición y Salud
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