Después de invertir toda la noche en ello y parte de la mañana del día siguiente, se lo probó y salió al rellano. Las vecinas parecían estar envidiosas, pues no entendían como su vecina lucía tan bien, siendo tan pobre y comenzaron a burlarse de la joven.
Saco-patatas intentó no hacer caso a sus comentarios, llevando el vestido red naranja todos los días de aquella semana. Al acabar la fiesta de la tortilla, su vestido había tenido tanto éxito que, sus vecinas envidiosas, le acabaron pidiendo perdón y le pagaron una gran suma de dinero para que les hiciera un vestido de red naranja para ellas.
Moraleja: hagamos lo que hagamos, nos mostremos como nos mostremos, habrá alguien que querrá sacar lo peor de nosotros. Así que si nos van a criticar igual, ¿Por qué no ser nosotros mismos?
Elisabet Aguiló
Psicóloga
Coach Especialista en Nutrición y Salud
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