La carne procesada incluye toda aquella carne que haya sido transformada para mejorar su sabor o para aumentar su conservación. La mayor parte de las carnes procesadas contienen carnes rojas (como la ternera y el cerdo). Así, por ejemplo, no serían adecuadas su consumo frecuente las hamburguesas, salchichas o embutidos.
Son alimentos ricos en grasas: pueden predisponer la obesidad, si se consumen de forma diaria. En el caso de consumirse, es mejor optar por aquellos derivados con menor cantidad de grasa, como el jamón dulce. Son productos ricos en sal: a todos los derivados se les añade sal a fin de contribuir a aumentar su sabor.
El exceso de sal se relaciona con la hipertensión.
Están cocinados a altas temperaturas: las cocciones de carnes procesadas barbacoas, fritos y planchas a temperaturas altas, aumentan las cantidades de sustancias cancerígenas en la carne. Aunque, también, el contenido de sustancias tóxicas es mayor debido a los aditivos que se les añaden.
Por Elisabet Aguiló
Psicóloga y coach especialista en nutrición y salud
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