4. Cereales integrales:
Hay que tener en cuenta que los productos refinados no aportan fibra y tienen una baja cantidad de nutrientes. Las versiones integrales, en cambio, contienen fibra, que contribuye a la saciedad. Además, nos permiten incorporar nutrientes que en el proceso de refinado se pierden.
5. Lácteos sin azúcar:
Si optamos por consumirlos, hemos de tomar la leche, queso y yogur lo más naturales posibles. Esto implica evitar productos como las natillas, flanes, evitando la cantidad de azúcares que les añaden que dan como resultado final productos más similares a golosinas lácteas que en lácteos en sí.
Son alimentos ricos en proteínas y una buena alternativa a la carne o al pescado. Pero, ¿Son realmente buenos?
El huevo tiene colesterol entre sus componentes porque este es necesario para la vida y el desarrollo del futuro embrión. Había la creencia de que su consumo en la dieta provocaba un aumento del colesterol en sangre, lo que originó recomendaciones generalizadas en la reducción del consumo de huevos.
Sin embargo, a pesar de su contenido en colesterol, el consumo de huevos no está ligado a un aumento del colesterol sanguíneo, es un alimento muy recomendable, incluso para aquellos que tienen el colesterol alto (indicado para hipercolesterolémicos).
Así pues, el consumo de huevos de forma frecuente a lo largo de la semana, no supone ningún riesgo para nuestra salud. Entre sus propiedades nutricionales encontramos que es rico en colina, hecho que ayudaría a nuestra memoria; así como rico en vitamina D que ayudaría a fortalecer el esqueleto y los dientes y prevenir, de esta manera, la osteoporosis.
Comentarios
Publicar un comentario