Es frecuente oír frases similares como: “le han diagnosticado un trastorno x de la personalidad”, “me cae bien y tiene mucha personalidad” o “es que no tiene personalidad”.
Pero, ¿Qué es eso de la personalidad?
En psicología, cuando hablamos de personalidad nos referimos a un conjunto de rasgos profundamente incorporados, que persisten en el tiempo y nos hacen únicos e irrepetibles.
No obstante, aunque la personalidad es estable y nos permita predecir, de esta manera, a los demás, también, muestra flexibilidad para adaptarse al ambiente y la situación concreta. Si a un amigo le entra la depre, supongo que no estaré en casa estudiando, sino que estaré haciendo una videoconferencia con zoom, apoyándolo y quizás nos premiemos los dos, cada uno en su casa, con un café y una pastita, cuando lo normal es que cada día no esté con dicho amigo ahogando las penas y comiendo alimentos poco sanos.
¿La personalidad marca nuestras relaciones?
¿Qué rasgos de personalidad hay?
Hay personas más sensibles a las recompensas que otras (orientadas a la extraversión y apertura de la experiencia), otras más sensibles a la ansiedad y que muestran mayor activación a sus sistemas de estrés (amabilidad de forma inversa y neuroticismo), personas con mayor capacidad de inhibir impulsos gracias a una buena conectividad y desarrollo de sus lóbulos frontales (responsabilidad).
Según el Modelo Big Five, se proponen varios rasgos que conforman la personalidad de las personas: las puntuaciones más altas o más bajas en cada factor, determinarían las diferencias individuales.
1. Nivel de neuroticismo:
2. Nivel de extraversión:
3. Nivel de responsabilidad:
4. Nivel de apertura a la experiencia:
5- Nivel de amabilidad:
Rasgos problemáticos
Puede ocurrir que determinados rasgos de la persona sean mal adaptativos, que se ubiquen en un extremo y causen un sufrimiento en la persona. Por ejemplo, una persona con rasgo de extraversión en el extremo puede, ante una situación muy estresante, ponerse en modo actuadora, “pavo real total”, impulsiva, predispuesta a conductas de aproximación, hipersociable, sexualmente accesible.
Así pues, en terapia, se deberá considerar cada rasgo de la persona y determinar si existe algún rasgo que esté a un nivel problemático. Es importante no concebir los rasgos de manera dicotómica (por ejemplo, extraversión-intraversión) sino en un continuo o grado. Si una persona es irresponsable, no intentaremos que sea una cosa que no es (súper responsable) sino mejorar su nivel de responsabilidad para que no sea mal adaptativo, por ejemplo, sea puntual y no pierda el empleo.
Elisabet Aguiló
Psicóloga
Coach especialista en nutrición y salud
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