Existen dos tipos de pensamiento, el pensamiento intuitivo (más rápido, no requiere memoria de trabajo, automático) y el reflexivo (más lento, requiere la memoria de trabajo). El pensamiento intuitivo es el que se da de forma más frecuente (habitualmente estamos en un modo del mínimo esfuerzo) y, a veces, damos respuestas demasiado pronto y pueden estar sujetas a errores. Por otro lado, el pensamiento reflexivo necesita de tiempo, nos puede agotar mentalmente y nos hace tomar decisiones tardías.
En este sentido, hay personas de “pensar despacio” o “lentas”, ya que necesitan tiempo para dar una respuesta. Por ejemplo, si le piden que diga rápido una fruta de color verde… el de “pensar lento” no sabría qué decir, si una manzana, una pera o un kiwi. Necesitaría unos segundos más para elegir entre sus opciones la más acertada.
Hay personas de “pensar rápido”, ya que no necesitan mucho tiempo para dar una respuesta. Por ejemplo, si le piden que diga rápido una ciudad que empiece por b! La persona diría…rápidamente, Barcelona. No obstante, al ir tan rápido, puede malinterpretar la b por la p y decir, erróneamente, Paris.
No hay formas adecuadas de pensamiento, todas tienen sus ventajas e inconvenientes.
¿Cuál es tu forma de pensar?
Elisabet Aguiló
Psicóloga
Coach especialista en nutrición y salud
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