Había una vez, dos Zarigüeyas, llamadas Zar y Yas que eran muy “toca narices”. Una noche (por si no lo sabéis, las Zarigüeyas son animales nocturnos), como estaban muertas de aburrimiento, pensaron en hacer una broma pesada, a su vecina la ardilla (llamada Illa).
Cada animal tenía asignado un árbol para su consumo pero, Zas y Yas, iban a asaltar el árbol de Illa. Zar le dijo a Yas: "Las nueces, de su árbol, están ya maduras. Démonos un buen festín antes de que la ardilla se despierte”. "Sí, se va a quedar sin comer durante todo el invierno" dijo Yas con una risita. Sin ningún tipo de remordimiento, comieron lo máximo que pudieron, estando hasta altas horas de la madrugada.
Yo no sé muy bien si fue por lo mucho que habían comido o porque su despreocupación, no les dejaba ver más allá pero, se quedaron dormidas en el árbol de su vecina. A la mañana siguiente, se encontraron en una prisión hecha de cáscaras de nuez. Era el castigo impuesto por Illa, por robarle su comida. Pasarían enjauladas, todo el invierno
Moraleja: entendamos el humor como algo positivo y constructivo; no como algo destructivo e hiriente. Humillar a otras personas a causa de sus errores, de sus defectos físicos o mentales; así como de cualquier circunstancia personal, no tiene nada de gracioso. ¿Qué se gana, por ejemplo, riéndose de la discapacidad de una persona? Hay quién dice: "no tienes sentido del humor". Por suerte, no, ese humor, no tengo, ni lo tendré.
Elisabet Aguiló
Psicóloga
Coach especialista en nutrición y salud
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