Cada individuo tiene una forma determinada para procesar el mundo que nos rodea, haciéndonos una idea de él.
Esta forma particular que tenemos está marcada por:
1. Filtrado sensorial. Constituido por imágenes, sonidos, sabores, sensaciones táctiles, olores, etc; sería toda aquella información recibida por los sentidos.
2. Significación lingüística. Asociamos un significado individual a la información recibida del mundo exterior.
3. Acciones. Comportamientos que nos dirigen o no a un determinado objetivo.
Pongamos un ejemplo:
Voy un día a la montaña, me canso y me paro para descansar cuando de pronto...
1. Veo una rama cerca de mis pies mediante el sentido de la vista (filtrado sensorial)
2. A continuación traduzco lingüísticamente esa forma y color en mi mente como “es una serpiente y es peligrosa”, erróneamente (significación lingüística).
3. Finalmente pongo en marcha un programa aprendido: mi pie derecho se levanta y salto hacia adelante, alejándome de la rama (acción).
No hay personas que funcionen mal sino personas que piensan, sienten y hacen cosas de una determinada manera que les acerca o no a su objetivo.
Las experiencias quedan almacenadas en el cerebro. Se deben conocer las condiciones en las que se procesaron y almacenaron, ya que marcan su significado y las acciones.
Una persona que sufrió bullying puede asociar a la multitud como algo malo ( significación lingüística) y salir corriendo siempre que se encuentre con mucha gente ( acción).
Elisabet Aguiló
Psicóloga
Coach especialista en nutrición y salud
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