Lo que hemos de tener claro es que intentar cambiar el mundo externo para que se adapte al interno, no es posible y solo nos dará sufrimiento. También lo hará el intentar controlar lo incontrolable. El único camino es asumir responsabilidades y trabajar a través del aprendizaje y la práctica continua.
La vida es como el experimento del marshmallow: podemos elegir una solución que a corto plazo nos hace sentirnos bien, sacrificando el bienestar futuro, o una solución a largo plazo que nos hace sentirnos menos placer, al exigirnos trabajo presente pero, promovemos la felicidad futura.
Si elegimos la segunda opción, debemos poder identificar en nosotros aquellos pensamientos y conductas que son maladaptativos y confrontarlos con los hechos. Así, tomaremos buenas decisiones (ámbito interno) y eso hará que nos sucedan cosas buenas (ámbito externo).
Saber como pensamos nos ayudará a tomar mejores decisiones, a flexibilizar nuestra conducta y nos dará libertad para poder elegir.
Frente a algo que no nos gusta, tenemos que afrontar el problema yendo a la raíz (tenemos que ver qué es lo que nos preocupa y su razón de ser) y separarnos de aquellos mecanismos de defensa que no nos ayudan en nada (mentir, negar, victimizarnos,…).
Elisabet Aguiló
Psicóloga
Coach especialista en nutrición y salud
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