Antes te emparejabas con quien tenías a disposición o quien te presentaban y ya era para quedártelo (sin devolución). Eran otros tiempos. Ahora puedes conectarte casi con el mundo entero y si con alguien no funciona, hay muchas más opciones disponibles.
Ahora están muy de moda las relaciones a corto plazo y sin compromiso. Muchos creen que con las relaciones esporádicas tienen más "libertad" para hacer lo que quieran y eso es “guay”. No hay que apegarse, el apego es malo, dicen (“debemos ser personas independientes, autónomas). Como concepto suena bien pero, como realidad, no funciona tan bien.
Pocas personas son capaces de seguir estando bien sabiendo que el otro es feliz aunque no sea con ellas. Se quieren relaciones sin compromiso pero, luego molesta cuando el otro tiene relaciones con otras personas. La teoría “hay libertad para estar con quien quieras”, genera malos rollos.
En el fondo, creo que la mayoría tendemos al apego, aunque haya momentos o épocas en las que pueden surgir otras necesidades. Siempre habrá gente más despegada pero, no creo que sea lo que nos pasa a la mayoría. Es decir, no creo que sea la norma.
Pienso que tener una pareja estable o no tiene mucho que ver con la calidad de la pareja que podemos conseguir. Quien consigue una pareja de calidad, prefiere mantenerla. Quien no encuentra lo que le gustaría, acaba con relaciones a corto plazo, una detrás de otra. Esto supone algo importante: las relaciones a largo plazo son la primera elección, si las personas lograran mantener a alguien de buena calidad a su lado.
Elisabet Aguiló
Psicóloga
Coach especialista en nutrición y salud
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