Todo el mundo tiene deseos, sin ellos, las personas serían como vegetales y no harían nada más que ver la vida pasar. Los deseos son fuerzas conductoras. No obstante, el deseo es algo que puede construir o destruir.
Uno puede desear algo como tener pareja pero, una vez que se empieza a aferrarse a eso, la naturaleza de ese deseo cambia y terminará en sufrimiento.
Es decir, si el pensamiento de tener pareja llena todo el campo mental, la persona estará, totalmente, atrapada en él y habrá una pérdida de control para decidir de forma adecuada y centrarse en otras áreas de la vida (hecho que se traduce en una pérdida de libertad y, por ende, de felicidad).
¿Qué podemos hacer cuando somos arrastrados hacia algo como cien por cien deseable y no vemos más que eso?
Podríamos decir: “bien la manera más fácil es dejarse llevar por dicho pensamiento: tenemos que encontrar pareja a toda costa”, tenemos un gran deseo y lo intentamos satisfacer con las personas que aparecen en nuestra vida. El problema es que no sucede tal y como lo imaginamos. Experimentamos relaciones cortoplacistas, intentando encontrar a la pareja ideal que cumpla nuestras expectativas. Buscar pareja se vuelve como “beber agua salada”, cuanto más se bebe más sed se tiene, así que realmente buscar la pareja con todas nuestras fuerzas y dejarse llevar, no funciona.
Entonces la gente, por otra parte dice, “tienes que reprimirlo”, “debes centrarte en otras cosas”, “subliminarlo en otras actividades más productivas”. Eso tampoco funciona porque es como tener una bomba escondida debajo de la silla con la que uno se sienta, hace “tic-tac” y va a explotar en cualquier momento.
Si hay un deseo en el cual uno queda, completamente, absorto, uno siente que no puede vivir sin eso. El “antídoto” es reflexionar sobre los aspectos desagradables del deseo o ventajas de no satisfacerlo. Se podría pensar en lo que perdemos, la pérdida de libertad, por ejemplo (estar soltero te hace disponer de más tiempo para salir con los amigos e invertir las horas en las actividades que a uno le gustan).
Si uno tiene la necesidad de tener pareja, puede tener citas o ilusión (no censurarse) pero, tener pareja no tiene que ocupar toda la mente, es necesario plantearse otros objetivos y deseos; si un objetivo o deseo no se realiza ( a corto o a largo plazo), se tienen más y se evita, de esta manera, la desesperación y el sufrimiento profundo.
Elisabet Aguiló
Psicóloga
Coach especialista en nutrición y salud
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