Todos vivimos en un microcosmos, ¿Queda espacio para la autonomía del pensamiento?
Tenemos un acceso a la información muy limitada, y la mayor parte es una información que damos por válida porque nos lo han dicho o porque lo hemos oído y lo tomamos como verdades universales sobre el mundo sin cuestionarnos su veracidad. Nunca nos paramos a pensar dónde hemos obtenido ese conocimiento previo, ¿Lo hemos consultado?, ¿Hemos investigado sobre él?, ¿Cómo ha llegado ese pensamiento/idea hasta nosotros? En la mayoría de los casos es información que familia, amigos, sociedad… da por buena por lo que nosotros acabamos integrándola por familiaridad, pero, en realidad no hemos investigado acerca de la veracidad de la misma.
En relación a eso, hablaremos sobre el tema de violaciones. Las mujeres hemos sido educadas en la idea de que tenemos altas probabilidades de ser violadas y de que tenemos que estar alerta frente a la violencia que puede sufrir nuestro cuerpo y protegerlo.
No obstante, ¿Es habitual que una mujer sufra una violación en la calle o se trata de un miedo irracional?
En nuestra sociedad, es normal observar ciertas conductas en las mujeres después de una noche de fiesta: alguna, seguramente, decida coger un taxi para recorrer una distancia corta a la hora de volver a casa; otra querrá informar a sus otras amigas de que ha llegado bien a casa con una llamada; alguna que otra será un poco miedosa y se pasará por ciertos lugares corriendo.
No obstante, la agresión sexual con penetración en el primer trimestre del 2020 en España alcanzó los 428 casos de todo el conjunto de las infracciones registradas que fueron 481.872 casos (las cifras del crimen en España. Fuente: Ministerio del Interior. www.epdata.es).
Esto evidencia que el miedo que sentimos las mujeres a ser víctimas de una agresión sexual es muy desproporcionado, en comparación con las probabilidades reales que tenemos de sufrirla (tenemos más probabilidad de sufrir otros delitos).
Hay un fenómeno preocupante, de violencia de pareja. La mayoría de víctimas mujeres fueron violadas por sus esposos, novios o parejas. Es decir, por personas conocidas y no el hecho de salir solas a la calle.
Elisabet Aguiló
Psicóloga
Coach especialista en nutrición y salud
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