El emparejamiento o monogamia es muy raro y no se da más que en el 5% de las especies (en mamíferos). En los humanos, aunque no es el único patrón de apareamiento, es una forma de relación común; aunque no implica que el emparejamiento tenga que durar por vida, sea exclusivo o que no haya lugar para el poliamor. Las parejas permanecen unidas por motivos sociales y psicológicos (deseo sexual, amor romántico, vínculo).
Las dos especies “atraemos” y “elegimos” (cortejo mutuo). En la atracción, físicamente, los dos sexos tienen una “cola de pavo real”, ellos atraen con sus pectorales y su musculatura, ellas con sus senos y sus curvas. Mentalmente, tendemos a buscar a personas que son como nosotros, con nuestros mismos intereses, gustos, nivel de conversación, etc. Si ponemos a una persona con mucho interés en su trabajo, alto nivel educativo, alta necesidad de cognición, etc; con alguien con baja necesidad de cognición, bajo nivel educativo, etc; la comunicación no fluye, los intereses en la vida no son comunes y los objetivos en la vida no son compartidos.
En relación a las preferencias, los hombres, más que las mujeres, prefieren parejas atractivas, jóvenes; y las mujeres, más que los hombres, prefieren parejas mayores con perspectivas financieras (es decir, las mujeres suelen evitar a los hombres con problemas económicos).
Tener una pareja estable o no tiene mucho que ver con la calidad de la pareja que podemos conseguir. Quien consigue una pareja de calidad prefiere mantenerla. Quien no encuentra lo que le gustaría, acaba con relaciones a corto plazo, una detrás de otra.
Elisabet Aguiló
Psicóloga
Coach especialista en nutrición y salud
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