Conductas de riesgo como: bajar con la moto por los sitios más inaccesibles; saltar por los tejados de las casas; jugar a tirar piedras; esnifar yeso de la pared, etc; suelen ser más propias de hombres, claro está, que de mujeres.
La impulsividad suele ser más propia de los hombres y les hace tener una menor percepción del riesgo (no piensan que detrás de cierta conducta se van a hacer daño o se van a matar).
La mujer tiene una capacidad más refinada en la percepción del riesgo para detectar qué situaciones son peligrosas y cuáles son neutras (valora más el coste- beneficio de una conducta y es más rumiativa; no tan espontánea: ante la siguiente propuesta "¿Nos tiramos de un puente?" no es de contestar: "Venga, nos tiramos"; es más de "¿Qué distancia tiene el puente? ¿Me voy a romper una pierna? Por dos minutos de adrenalina, ¡No me voy a quedar sin pierna!).
Elisabet Aguiló
Psicóloga
Coach especialista en nutrición y salud
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