El cuerpo es el punto de referencia donde se articula el mundo, las relaciones sociales, lo multicultural, lo simbólico, lo subjetivo, la cultura, el intercambio, con unos, unas, otras y otros…
El cuerpo es el campo esencial donde acuden y se condicionan todas las experiencias, las situaciones vividas a través del tiempo, el cual se nos va haciendo cada vez más personal, único e irrepetible. La palabra “cuerpo” trae consigo, inevitablemente un mundo de significados, ya sean afectivas o valorativas, históricas o culturales. Sobre la percepción del cuerpo ha influido la religión, el arte y la cultura en general. La filosofía clásica se preocupó por el tema del cuerpo desde Platón y Aristóteles, hasta nuestros días. En el pensamiento contemporáneo, se piensa sobre el cuerpo no como una unidad sino como una estructura o sistema parcialmente dividido, o fragmentado. Para el filósofo Merleau-Ponty quien habla del cuerpo vivido nos revela que es imposible decir que únicamente estamos en el mundo; más bien tenemos que decir que el mundo está en nosotros. Esta perspectiva deja afuera la idea del cuerpo como objeto, como algo positivo, duro, indeformable y, por lo mismo, intemporal y extraño a la experiencia que de él tenemos.
En este performance expresamos por un lado que las redes de percepciones, ya sean de los valores, de la sexualidad, de la vida, se interiorizan y se manifiestan, no basta señalar el carácter esencial del cuerpo vivido, sino que también es preciso mostrar que el cuerpo es el cuerpo de cada uno, de una mujer o de un hombre, y que la construcción de la noción de género es una representación de identidades, y que es necesaria para analizar los problemas fuera del terreno biológico, y comprender la diferencia entre los géneros a partir del terreno simbólico para desentrañar los significados de la cultura, para cuestionar códigos heredados, sean éticos, políticos, y comprender las relaciones de poder y de desigualdad. Y por el otro lado la participación colectiva de mujeres de distintas culturas, forman parte de las identidades, de lo que cada una aporta a la tierra, a la sociedad de acogida en su proceso de echar raíces, o de arraigo donde la multiculturalidad e interculturalidad se expresan.
¿Cómo vivimos nuestro cuerpo las mujeres y de qué manera influye la “educación” que nos lo presenta siempre como exterior? ¿Cuál es el aporte cualitativo de las mujeres migrantes? Son preguntas abiertas en este diálogo todavía por escribirse….
El cuerpo es el campo esencial donde acuden y se condicionan todas las experiencias, las situaciones vividas a través del tiempo, el cual se nos va haciendo cada vez más personal, único e irrepetible. La palabra “cuerpo” trae consigo, inevitablemente un mundo de significados, ya sean afectivas o valorativas, históricas o culturales. Sobre la percepción del cuerpo ha influido la religión, el arte y la cultura en general. La filosofía clásica se preocupó por el tema del cuerpo desde Platón y Aristóteles, hasta nuestros días. En el pensamiento contemporáneo, se piensa sobre el cuerpo no como una unidad sino como una estructura o sistema parcialmente dividido, o fragmentado. Para el filósofo Merleau-Ponty quien habla del cuerpo vivido nos revela que es imposible decir que únicamente estamos en el mundo; más bien tenemos que decir que el mundo está en nosotros. Esta perspectiva deja afuera la idea del cuerpo como objeto, como algo positivo, duro, indeformable y, por lo mismo, intemporal y extraño a la experiencia que de él tenemos.
En este performance expresamos por un lado que las redes de percepciones, ya sean de los valores, de la sexualidad, de la vida, se interiorizan y se manifiestan, no basta señalar el carácter esencial del cuerpo vivido, sino que también es preciso mostrar que el cuerpo es el cuerpo de cada uno, de una mujer o de un hombre, y que la construcción de la noción de género es una representación de identidades, y que es necesaria para analizar los problemas fuera del terreno biológico, y comprender la diferencia entre los géneros a partir del terreno simbólico para desentrañar los significados de la cultura, para cuestionar códigos heredados, sean éticos, políticos, y comprender las relaciones de poder y de desigualdad. Y por el otro lado la participación colectiva de mujeres de distintas culturas, forman parte de las identidades, de lo que cada una aporta a la tierra, a la sociedad de acogida en su proceso de echar raíces, o de arraigo donde la multiculturalidad e interculturalidad se expresan.
¿Cómo vivimos nuestro cuerpo las mujeres y de qué manera influye la “educación” que nos lo presenta siempre como exterior? ¿Cuál es el aporte cualitativo de las mujeres migrantes? Son preguntas abiertas en este diálogo todavía por escribirse….
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